Hablar de familia despierta en ocasiones ciertas heridas desilusiones y
pequeños rencores.
De hecho podríamos decir sin equivocarnos que una de las figuras más
complejas y que se dan con mayor frecuencia es la del “padre ausente”.
El padre ausente no es sólo el vacío físico de una figura que no
tuvimos, en ocasiones, es también alguien que “aun estando” no supo o no quiso
ejercer su rol es una ausencia psicológica capaz de originar que en el niño
diversas heridas emocionales.
Lo primero que deberíamos hacer es “entender”. Comprende que el padre
ausente es un hombre que no supo ejercer su rol de padre, porque nunca entendió
muy bien su papel como persona.
Es muy posible que un padre ausente no dispusiera de adecuadas
habilidades personales, de una buena autoestima, de un equilibrio interno que
le permitiera ver sus errores, sus miedos y sus propias carencias.
Sabes que has crecido y madurado con muchos vacíos a causa de este tipo
de educación y de esas carencias afectivas. Sin embargo, siempre llega un
momento en que deberíamos cortar el vínculo con el sufrimiento de ayer para
sanar las heridas de este presente.
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