Debemos primero saber el porqué del premio al niño.
Valorar si es necesario o un simple capricho/antojo del
adulto para no caer en la idea de que estamos haciendo un bien, y lo que
estamos consiguiendo es todo lo contrario.
Con el premio estamos reconociendo una buena conducta y
reforzándola para que se repita.
Se le puede premiar cuando después de mucha insistencia
hemos conseguido algo que queríamos que hiciese como, por ejemplo, comerse toda
la comida sin rechistar, recoger sus juguetes, etc.
Hay que tener en cuenta también que debemos ir quitando poco
a poco el premio para que no sea una premisa y pasemos del refuerzo positivo
por una acción/actitud a uno negativo llegando a una situación equivocada,
volviendo a tenerla más complicada porque le inculcamos: si lo hago premio.
Sino que sea algo puntual y que poco a poco vayan
entendiendo el porqué se hace lo que se hace de forma significativa y acorde a
su edad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario