HÁBITOS RELACIONADOS CON LAS ACTIVIDADES DE LA VIDA COTIDIANA

Cada día realizamos múltiples actividades que el niño debe aprender e interiorizar. La adquisición de buenos hábitos es imprescindible para poder convivir con otras personas. Todo este esfuerzo ayudará al niño a adquirir valores importantes, como la responsabilidad y la autoestima. La mejor manera de enseñar estos hábitos es a través del juego y utilizando el refuerzo positivo. Los niños tienen tendencia a imitar el mundo de los adultos, una buena manera de potenciar la adquisición de buenos hábitos es hacer que se sienta “mayor”.

Vestirse y desvestirse

Desde el primer momento en que el niño intente ayudar a vestirse o desvestirse debemos  potenciar su iniciativa. En niños pequeños lo más frecuente es que intenten quitarse los zapatos o los calcetines.

Para conseguir que adquiera este hábito, es imprescindible que la ropa sea adecuada: pantalones y faldas con goma en la cintura para que se los puedan quitar y poner tirando de ellos, camisetas y jerséis sin botones con el cuello y los puños elásticos, zapatos sin cordones...

A partir de los 3 años, cuando la psicomotricidad fina ha madurado lo suficiente, podemos introducir la bata de la escuela con botones: deben ser botones grandes, para que resulte más fácil manipularlos.

En la escuela también es importante fomentar el cuidado de la ropa: que dejen la ropa ( abrigo, bata...) en el lugar adecuado de la clase para mantener el orden y evitar las pérdidas.

Recoger los juguetes

Los niños se deben acostumbrar desde muy pequeños a recoger sus juguetes. Tener todo en orden ayudará a que encontremos lo que buscamos con mayor facilidad. También evitará accidentes y que se destrocen los juguetes.

Para conseguir que adquieran este hábito, necesitamos cajas de diversos tamaños y colores. Podemos poner dibujos o fotografías indicando qué objeto se debe colocar en su interior.

Al finalizar la actividad, y antes de pasar la siguiente, se deben recoger y ordenar todos los juguetes u objetos utilizados. Hay que motivar y estimular a los niños para que realicen esta tarea. Podemos ayudarnos de una canción, una marioneta.. que indiquen cómo se debe recoger.

Tareas domésticas

Las tareas domésticas son responsabilidad de todos: la colaboración es un valor que debemos inculcar a los niños desde edades tempranas. En cada edad debemos potenciar aquellas tareas que sean asequibles teniendo en cuenta las características del niño.

Se puede empezar con el pañal: cuando el niño ya camine, podemos enseñarle a tirarlo a la basura.

En la escuela la papelera se debe utilizar correctamente y,  si la escuela hace reciclaje, enseñar a los niños dónde hay que tirar cada residuo: el papel, los envases...

Otras tareas muy importantes para potenciar la correcta alimentación son las relacionadas con la preparación de alimentos y de la mesa donde vamos a comer. Hay que dejar que los niños colaboren colocando los cubiertos, los platos, los vasos... y después de comer, recogiendo la mesa. La cocina, por sus características, no es un lugar seguro para el niño pero esto no ha de impedir que  participe en la elaboración de algunos platos, siempre bajo la supervisión del adulto.

También debemos enseñar los buenos hábitos en la mesa: no hablar con la boca llena, limpiarse con la servilleta.... Si utilizamos algún juego para enseñar estas normas, será más divertido.

HÁBITOS RELACIONADOS CON LA SOCIALIZACIÓN

Para conseguir una buena socialización, es imprescindible una buena comunicación. Además de enseñar a hablar, debemos enseñar a escuchar. Si no tienen problemas, los niños aprenden a hablar rápidamente para conseguir  lo que necesitan en cada momento. Cuando están en grupo, deben aprender a escuchar y a saber qué dice el compañero. Hay diversos juegos para que aprendan a hablar por turnos. También es importante potenciar que comuniquen sus emociones: si están tristes, contentos, cansados, enfadados...

Otro hábito muy beneficioso a cualquier edad es la lectura. A partir de los 2 años, pueden manipular los cuentos; en esta etapa, es aconsejable que el cuento tenga dibujos para que el niño pueda reconocer y, más tarde, frases cortas que el niño pueda leer.