HÁBITOS RELACIONADOS CON EL
CONTROL DE LOS ESFÍNTERES
Un esfínter es un
músculo con forma circular, que es capaz de contraerse y de esta manera
bloquear la salida de una sustancia a través de un conducto u orificio.
En el cuerpo humano existen varios tipos de esfínteres con
diferentes funciones fisiológicas. El esfínter uretral es el que regula la
salida de la orina a través de la uretra y que proviene de la vejiga urinaria.
La primera premisa y la más importante que debemos tener en
cuenta antes de iniciar este hábito es que el niño esté preparado, desde un
punto de vista físico y cognitivo, para llevarlo a cabo.
Hay que tener en cuenta que cada niño madura a un ritmo
diferente y, por tanto, no todos consiguen el control de los esfínteres a la
misma edad. La mayoría de los niños logra el control diurno entre los 2 y los 3
años y el nocturno un poco más tarde, entre los 3 y los 5 años.
Preparación física
La musculatura de los esfínteres debe controlarse de manera
voluntaria.
La vejiga urinaria ha de estar lo bastante desarrollada para
almacenar la orina durante dos o tres horas. Las deposiciones deben ser ya
consistentes y el niño ha de expulsarlas de forma regulada. El niño debe tener
el suficiente equilibrio y coordinación para sentarse y permanecer unos minutos
en esa posición.
Preparación cognitiva:
• El niño nota el pañal mojado o sucio y es
capaz de avisar, ya sea verbalmente o con gestos.
• Nos hace saber que está orinando o evacuando.
• Es capaz de percibir la necesidad de ir al
baño y avisa con antelación.
• Obedece instrucciones sencillas.
Para ayudar al niño a establecer un buen hábito a la hora de
controlar los esfínteres, debemos seguir unas pautas que repetiremos cada día.
Horario
No es aconsejable imponer al niño un horario rígido para sus
deposiciones, es mejor adaptarnos a sus necesidades fisiológicas e intentar
anticiparnos. De todas maneras podemos marcar unos momentos determinados, de
forma flexible, para favorecer la adquisición de este hábito:
• Al levantarse por la mañana, después de dormir, o
por la tarde, después de la siesta.
• Antes de ir a dormir o a descansar.
• Después de tomar alimentos.
• Antes de salir de casa o de hacer alguna
actividad física intensa.
• Al volver a casa o al iniciar una actividad más
relajada.
Ambiente y
utensilios
Es recomendable que el niño realice sus deposiciones en el
lugar adecuado: el cuarto de baño. Para ello debemos adaptarlo a su tamaño, ya
sea con un inodoro pequeño, con una tapa especial para reducir el orificio del
váter o utilizando un orinal.
Persona responsable
La actitud del adulto responsable de ayudar a conseguir el
control de esfínteres es muy importante. El niño debe asimilar que se trata de
una acción placentera. Por eso nunca hay que regañarlo, siempre debemos tener
una actitud positiva y paciente. Cuando se le escape la orina o las heces, tenemos
que mantener la serenidad y la tranquilidad y demostrarlo con nuestras palabras
y nuestros gestos.
Para acostumbrar al niño, el educador debe ser quien le
proponga ir al baño varias veces a lo largo del día. Si preguntamos al niño
tiene ganas de ir al baño, la mayoría de las veces responderá que no por
diversos motivos: está entretenido con otra actividad más interesante, no es de
todo consciente de sus necesidades hasta que son inminentes.
Método
Antes de iniciar todo el proceso para retirar el pañal, debemos
estar seguros de que es el momento adecuado.
Empezaremos explicando y motivamos al niño para que utilice
el orinal o el váter. Podemos ayudarnos de cuentos, canciones, dibujos, muñecos.
Cuando el niño entienda el proceso que vamos a iniciar y lo acepte, empezaremos
por ponerle en el orinal para que haga sus necesidades pero manteniendo todavía
el pañal el resto del día.
Debemos marcar un horario mínimo para ir al baño y estar muy
atentos a las señales del niño. Cuando llevemos unos días utilizando el orinal
y el niño lo haya aceptado, retiraremos el pañal del todo.
A este respecto, diversos expertos defienden posturas
distintas:
• Unos autores opinan que es mejor comenzar con la
retirada del pañal diurno y que se debe mantener el pañal durante las horas
nocturnas.
• Otros defienden la retirada del pañal durante el
día y la noche a la vez.
En cualquier caso, cuando se decide retirar el pañal se debe
hacer tanto en casa como en la escuela, por este motivo es muy importante la
comunicación y colaboración con las familias.
Una vez iniciado el proceso, hay que mantenerlo con firmeza, excepto
en situaciones extremas en las que el niño no acepte de ninguna manera la
retirada del pañal. En este caso se debe esperar un mínimo de cuatro a seis
meses para volver a intentarlo.
Para retirar el pañal nocturno, se deben seguir unos consejos
básicos:
• Llevar al niño al baño antes de dormir.
• Darle la cena una o dos horas antes de que se
vaya a dormir.
• No ofrecer al niño bebidas después de la cena.
• Intentar que el niño esté relajado antes de irse
a la cama.
• Cuando se despierte, llevarlo enseguida al baño:
la mayoría de los “escapes” ocurren por las mañanas.
En casos extremos, despertar al niño por la noche para ir al
baño, ya sea una hora después de irse a la cama o dos horas antes de
despertarse. Esta acción no siempre es adecuada, porque puede alterar el
descanso normal del niño.
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