¿Premios
y castigos para educar?
Antes de comenzar, debemos entender que:
-El castigo debe ocurrir en el
momento en que ocurre el mal comportamiento.
-El niño debe entender que es como
resultado de su comportamiento y no como resultado del enojo de sus padres.
-El castigo debe ser consistente y tener
sentido, no deberá ser más severo que el mal comportamiento.
-El castigo debe ser limitado y aplicado
en privado.
-Pegarle a los niños o niñas es una forma
común de aplicar castigo pero no es la forma más efectiva.
Ahora, debemos entender qué es castigo y qué premio:
Podemos llamar castigo a una situación o
experiencia desagradable que el adulto provoca intencionalmente, con el fin de
eliminar del comportamiento del niño determinadas conductas que considera
perjudiciales.
La recompensa pretende estimular y
afianzar la aparición de determinados tipos de conducta adecuados y
positivos. Se le proporciona al niño una situación agradable, producida o
por la alabanza que recibe del adulto por su acción bien hecha, o por el objeto
material que se le da como regalo.
Por tanto:
Para que sean efectivos, premios y
castigos, deben utilizarse con cuidado, sin excederse en ninguno de ellos y
procurando que el niño los comprenda y los encuentre justos.
Si los castigos que recibe son injustos,
pueden despertar en él el rencor y el resentimiento.
"La recompensa adecuada":
A pesar de que los estudios psicológicos
han demostrado que la recompensa obtiene resultados más eficaces y
duraderos sobre la conducta infantil que el castigo, en la vida diaria los
padres hacen uso mucho más frecuente de los castigos que de las
recompensas.
Es fácil darse cuenta, observando a un niño, de que en realidad
ocurre que un adulto, excesivamente atareado por sus múltiples ocupaciones, no
vuelve su atención hacia el niño, sino cuando tiene que reñirle o castigarle
por haber cometido algún disparate.
Generalmente los padres se preocupan por
dar premios a sus hijos en determinadas épocas del año: exámenes finales o días
especialmente significativos en el seno familiar. Pero lo que los niños
necesitan no es este tipo de premios, solamente, sino la aprobación inmediata y
bastante frecuente a sus acciones bien realizadas.
Por tanto, ¡os animamos a premiar
(aprobación inmediata) de las acciones bien realizadas de los más peques más
que un regalo, pues es considerado más efectivo!
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